No fue amor
lo que sentí al
despertar.
Fue el despertar
de
la feminidad
anestesiada.
Los buenos
recuerdos
expresaron su
júbilo
por el contacto con
tu piel,
con tus ganas de
animal nocturno.
Tu aroma en mi
cuerpo
evocó
sensaciones dormidas
avivando la nostalgia
por el verdadero
amor.
Fuerte abrazo,
cálido beso
sellaron el
ocaso…exaltaron
nuestra cómplice
amistad
aquella tarde de
enero.
DAYANA RADA