La actriz del piso cinco
Crónica
dayana Rada
Las
personas se vuelven personajes, cuando no conocemos lo que hay detrás de lo que
vemos a simple vista. Comenzamos a crear historias alrededor de ellas. Esto
sucede con la señora del piso cinco, que vive en un edificio ubicado en la
parroquia caraqueña de Santa Rosalía. Es una señora bastante mayor. Se viste de
forma llamativa con collares, pulseras, faldas largas con muchos colores, gafas
oscuras, maquillaje de la época en que fue joven de cuerpo, porque su espíritu
no ha envejecido.
Llegando
al edificio después de la jornada laboral, coincido con ella en planta baja
esperando el ascensor, me muestra un álbum con recortes de periódicos y
revistas, en los que aparecía, era actriz, pienso: con razón le gusta llamar la
atención aunque no la recuerdo y eso que
me gusta la farándula.
Cuenta
su historia con alegría, es agradable escucharla, me doy cuenta que debió ser
una actriz secundaria o de papeles pequeños porque no la ubico como figura
importante dentro de la televisión, el teatro o el cine venezolano. Entramos en
el ascensor, se nos acorta el tiempo para ella hacer una crónica de su álbum y
a mí para oír la historia.
En ese pequeño viaje desde planta baja
hasta el piso cinco, dice: Esta entrevista la realizó el periodista Hugo
Colmenares - hace muchos años - para del diario El Nacional.
—
¡Qué
bonita quedo! De portada — le digo.
—
Si,
aquí entre tú y yo, es que el fotógrafo era mi admirador, estaba enamorado de
mí, comenta con picardía recordando sus años mozos.
—
¡Ujum!
(me sorprende la travesura con la que hace la acotación) reímos, debe haber
tenido unos cuantos amores.
—
A
esa edad todos somos bellos, aunque todavía tengo mis admiradores.
Una grabación con acento español nos
informa que llegamos a su destino. Cierra el álbum con nostalgia, la delata su
mirada, que por un instante parece ausente evocando un pasado, que en ese
momento es contrario a lo que hasta hace pocos minutos quiso reflejar.
Se despide sonriendo.
— Hasta luego vecina, otro día le sigo
contando mis anécdotas, que no son pocas.
— Hasta luego un placer hablar con
usted, estaré pendiente.
Nuevamente la voz anuncia que yo he
llegado a mi destino. Entro a mí hogar e imagino que su apartamento es su camerino
en el cual se maquilla y viste para salir a su gran escenario “El Edificio”,
actúa para el público unos días escenas alegres, otros días tristes, otros de
peleas, basada en el guión que escribe la vida.
Tal
vez no será recordada por el público con aplausos, sólo por vecinos que extrañarán
a la alegre señora del piso cinco.
Caracas, octubre de 2016
Caracas, octubre de 2016
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