MIRADA CONFUSA
Relato
DAYANA RADA
Un
día sin mayores complicaciones, siguiendo mi rutina diaria de la cual
últimamente no he podido salir. Me asomo en el balcón de mí apartamento recién
reestrenado, parece mentira como la costumbre del quehacer diario me lleva a
ser cómplice de la pasividad, del ir y venir muchas veces sin sentido, por una
inercia que me hace seguir viviendo, como si fuera espectadora de mi propia
vida.
En
ese pensamiento absorto casi sumergida en un problema existencial, miro la
pared de la calle y veo un enorme rostro que tiene muchos colores, es nuevo
porque hasta ayer no estaba o no lo había visto, entonces llamo a Lucía una
vecina de 10 años que estaba jugando en el pasillo del piso en el que vivimos. La
invito a pasar para que vea el grafiti.
Lucia
dice — ¡Qué bonito! de mi casa no se ve que suerte tienes.
— Es
bonito por eso te llamé para que lo vieras.
— Lástima
yo no puedo verlo todos los días, mira sus ojos tienen forma de fusas.
Extrañada
lo observo y le pregunto:
— ¿Esas son fusas?
— Sí,
son notas musicales.
—
¿Cómo sabes?
— Este
año comencé clases de música. ¿No habías detallado el grafiti?
— La
verdad no, estaba pensando en otra cosa. ¿Cómo te va en las clases, te gustan?
— Sí,
la música me da una sensación de felicidad, cuando estoy en clases me olvido de
todo lo demás, de las tareas, de que tengo que levantarme temprano, de los
regaños de mi mamá ¡Ay! no le digas que te dije eso.
— Tranquila
no le digo y sonrío.
— El
grafiti es musical, porque si yo tuviera ojos como esa cara solo vería música,
quien lo pintó debe ser músico, las orejas parecen la clave de SOL con todo y
patillas, la nariz parece la clave de DO y la boca parecen dos claves de FA.
Yo
estaba admirada porque sé muy poco de notas musicales y tampoco de grafitis, no
vi nada de lo que ella describe.
Lucía
continúa con su descripción: los árboles que están acompañando el rostro tienen
hojas y son las siete notas musicales, ve como caen en esas líneas cuando el
viento sopla fuerte, esas líneas son el pentagrama ahí es verde debe ser porque
las hojas le dieron ese color, donde yo estudio el papel es blanco.
Y
así prosigue dando una explicación que me saca de la rutina sin salir de mi
apartamento y en la cual todo tiene sentido; imágenes que danzan en una
pintura, ruidos urbanos transformados en melodías, viento hostil que se vuelve
brisa, mirada confusa que deja de serlo. Todo transformado por el entusiasmo de
Lucía.
Caracas,
agosto 2016
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