
desvío mis ojos evitando encontrar los tuyos,
el aroma de tu piel seduce mis ganas,
reprimo el impulso de darte un abrazo.
Abrazo para fundir nuestros cuerpos
en una entrega sin reservas,
sin miedos, sin excusas.
en una entrega sin reservas,
sin miedos, sin excusas.
Excusas estériles para retrasar
nuestro encuentro con el amor.
Amor condenado en un mandamiento,
condenado por todos, hasta por nosotros mismos.
nuestro encuentro con el amor.
Amor condenado en un mandamiento,
condenado por todos, hasta por nosotros mismos.
La razón lo entiende y acata
latiendo con tanta fuerza
como si su acelerado movimiento,
pudiera cambiarlo todo
a favor de nuestro deseo.
¿Cuánto tiempo tendré que esperar para amarte?
No tengo respuesta,
no depende de mí, ni siquiera de ti.
Las circunstancias, el destino y hasta la vida
deciden por nosotros, no tienen ese derecho,
nosotros se lo otorgamos,
por encima de sentimientos y deseos,
hasta de nuestra tan efímera felicidad.
DAYANA RADA
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